¿Qué le espera a la Tierra en caso de una guerra nuclear?

¿Qué le espera a la Tierra en caso de una guerra nuclear?

Foto: Xinhua

El científico atmosférico Joshua Coupe de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey (EEUU) y sus colegas simularon cómo respondería el clima a una guerra nuclear total. Los resultados del estudio revelan "consecuencias catastróficas".

 

Los científicos usaron una versión avanzada en 4D del llamado modelo climático de la atmósfera. Compararon sus conclusiones con los resultados del único modelo climático integral existente hasta ahora para un escenario de guerra nuclear. Este había sido simulado en 2007 por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.

 

El nuevo modelo opera a una resolución más alta y tiene en cuenta el impacto en la atmósfera a altitudes de hasta 140 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, lo que es 60 kilómetros más que el modelo de la NASA.

 

El estudio se basa en un conflicto eventual entre las dos potencias nucleares más grandes del mundo: Rusia y Estados Unidos.

 

Según los expertos, una guerra nuclear de este tipo podría "sumir a la Tierra en un invierno de 10 años", lo que provocaría un fuerte descenso de la temperatura global y una oscuridad constante.

 

Los incendios provocados por las detonaciones nucleares emitirán aproximadamente 147 millones de toneladas de hollín a la atmósfera. Estas cubrirían el globo durante unas semanas, sumergiendo a la Tierra en un invierno nuclear duradero. Las nubes de hollín causarían que las temperaturas medias de la superficie desciendan casi 9 °C.

 

Los expertos predicen que el velo de hollín tardaría unos siete años en disiparse y otros tres años más para que la luz vuelva a sus niveles normales. Los efectos atmosféricos de la guerra también podrían llevar a un colapso de los monzones y a un aumento significativo de la variabilidad del ciclo de El Niño.

 

Además, el vórtice polar norte —el flujo de aire en rápido movimiento que rodea al polo norte— aumentaría en el primer año después de los ataques nucleares, generando temperaturas superiores a las normales, pero inferiores a las de congelación, tanto en el Ártico como en el norte de Eurasia.

 

Los científicos señalaron que los datos obtenidos apoyan en general las predicciones de una amplia gama de modelos mucho menos sofisticados que se habían llevado a cabo en la década de 1980. Sin embargo, el nuevo modelo de mayor resolución predijo mayores caídas tanto de la temperatura como de las precipitaciones mundiales en los primeros años posteriores a los ataques nucleares.

 

"Un ataque nuclear a gran escala sería un suicidio para el país que decida lanzarlo", concluyeron los investigadores.

 

Coupe y sus colegas agregaron que es esencial que los políticos comprendan plenamente las consecuencias climáticas de una guerra nuclear.

 

Los resultados del estudio fueron publicados en el Journal of Geophysical Research: Atmospheres.

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