Los futbolistas Alexandr Kokorin y Pável Mamáev fueron trasladados este jueves desde el centro de detención preventivo No. 2 de Moscú a la prisión donde cumplirán su condena, declaró Serguéi Tsigankov, responsable del servicio de prensa del Servicio Federal Penitenciario de Rusia (FSIN) en Moscú.
"Los futbolistas partieron del centro de detención preventiva No. 2 de Moscú al lugar donde cumplirán la sentencia", dijo el funcionario.
Según el jefe de la sucursal de Moscú del FSIN, Serguéi Moroz, Kokorin, Mamáev y otros dos involucrados en las peleas, que recibieron veredictos que comprenden desde 17 meses hasta 18 meses de prisión, cumplirán sus sentencias no muy lejos de la capital rusa.
Por su parte el director adjunto del FSIN Valeri Maximenko señaló que los cuatro cumplirán sus condenas en la misma cárcel.
Kokorin, delantero del club ruso Zenit, y su compañero Mamáev, centrocampista del club Krasnodar, agredieron el 8 de octubre en Moscú al conductor de una presentadora de la televisión rusa, y luego golpearon en una cafetería a dos funcionarios del Ministerio de Industria y Comercio, entre ellos al director del departamento de industria del automóvil y maquinaria ferroviaria, Denís Pak.
La policía abrió un expediente penal y detuvo a los dos futbolistas.
Poco después, en el marco del caso, fueron identificados otros implicados en el incidente, entre ellos el hermano menor de Kokorin.
Los futbolistas afrontan acusaciones que podrían penalizarse con hasta siete años de cárcel.
Los futbolistas se disculparon ante las víctimas y, durante el procedimiento de su arresto, declararon que se arrepienten.
No es la primera vez que estos dos futbolistas están en el ojo del huracán: en 2016, después de que la selección rusa arruinara su participación en el Campeonato Europeo de la UEFA, Mamáev y Kokorin montaron una fiesta en un club nocturno de Montecarlo que les costó, según varios medios, unos 250.000 euros.
El nuevo escándalo provocó una ola de descontento en la sociedad rusa y fue condenado tanto por el Kremlin y el Parlamento como por los ciudadanos, que publicaron centenares de comentarios indignados en la red.