¿Es en serio que Enrique Peña Nieto ha prohibido portar teléfonos celulares a quienes asistan a los eventos a los que él es invitado y hay fiesta de por medio? De ser cierto, no hay más explicación sino que se quiere esconder del escrutinio público. De risa loca pero no hay nada para no respetar su decisión. Total, su vida privada de verdad no da más que para las páginas del chisme y el espectáculo.
Lo que sí tiene que ver la luz pública es el dinero en miles de millones de pesos saqueados y desviados por la Administración federal anterior, de la que fue titular del Ejecutivo el mismo Peña Nieto y que ya tiene señalamientos directos de culpabilidad, incluso de quienes antes se conocieran como sus grandes “compadres” y que hoy se les imputa o ya cuentan con órdenes de captura al grado de expedir para tal caso, la ficha roja.
Uno de los asaltos más inhumanos es el de haber prometido a los afectados en sus viviendas por los sismos de septiembre de 2017 ayuda para reparación y reconstrucción, y que el rezago al respecto siga siendo de grandes magnitudes.
No es para nadie noticia cómo la comunidad internacional se volcó en ayuda líquida para aliviar la tragedia de quienes se quedaron sin hogar por los sismos que destruyeron hasta patrimonio cultural y económico, pero nunca se hizo una cuenta clara de que se recibió y que se gastó.
EN esta nueva Administración federal, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirma lo que desde un inicio se sospechó. Hubo opacidad en la utilización de esos recursos, lo cual lleva a concluir casi de manera inequívoca que se incurrió en malversación de los recursos operados, en gran parte, por uno de los hombres de Peña y Luis Videgaray: el tapa cloacas Virgilio Andrade.
La ASF señaló que incluso la Secretaría de Desarrollo Urbano y Territorial no configuró un padrón confiable de las viviendas afectadas, como además se comprometieron tanto Peña como la ocupante entonces de la dependencia, Rosario Robles Berlanga. Hasta el Sistema de Administración Tributaria (SAT) entregó cifras globales, sin detalle de actuación.
Total que el señor Peña se puede esconder todo lo que quiera y pueda, pero ni un tweet o una orden de banquete pueden eclipsar los señalamientos a su persona por tantos y tantos desvíos del dinero de los mexicanos y acciones inhumanas.
Acta Divina… “Rechazo categóricamente las falsas imputaciones en mi contra, publicadas… en distintos medios y atribuidas a un supuesto informante. No es la primera vez que se pretende inculparme de mala fe sin fundamento alguno. Por supuesto, mienten”, se leyó el 19 de junio del presente en el Twitter de @EPN.
Para advertir… Sólo estrategia legal.