El 1 de julio de 2018 marcó un hito en la política en México debido al triunfo de la izquierda mexicana de la mano de Andrés Manuel López Obrador, que tras un aplastante triunfo marcó el inicio de la llamada Cuarta Transformación.
Ha pasado un año desde aquella fecha en la que se renovó todo el Congreso de la Unión y nueve gubernaturas, Puebla entre ellas, y en la que además hubo renovación del congreso local y 217 alcaldías.
El 1 de julio se volvió el Día D para México con el tsunami de Morena que aplastó al PAN y PRI y que, con el nombrado “efecto AMLO” logró un avasallador triunfo del partido vinotinto en prácticamente todos los rincones del país.
Sin embargo, desde esa fecha, el panorama ha cambiado en gran medida en el mapa político mexicano, pues si bien, la popularidad del presidente sigue marcadamente alta, hay cada vez menos grupos afines a él, ha comenzado el desgaste a Morena y no se ha materializado el cambio prometido en campaña que hizo dejar atrás los gobiernos del tricolor y el blanquiazul.
Pasado el 1 de julio, las fiestas de júbilo se mantuvieron por varias semanas y los grupos fácticos, así como actores políticos, se rindieron ante el triunfo del presidente. Ahí comenzó el desgaste.
Y es que la casa ubicada en la Colonia Roma de la Ciudad de México, que fue Casa de Campaña del entonces candidato y luego Casa de Transición, se volvió el epicentro de gobierno sin ser autoridad.
Cientos, miles, de personas acudían cada semana para exigir la intervención y ayuda del tabasqueño que todavía restaba varios meses para asumir el poder.
Ajeno a un poder que lo hiciera tomar partido en todas las peticiones, López Obrador prometió y prometió; algo que no se le daba mal; sin embargo, hizo crecer las expectativas para su gobierno.
Al tomar el poder, hace ya siete meses, se esperaban cambios radicales en la forma de vida en México, situación prácticamente imposible para cualquier mandatario en el mundo que busca transformar de raíz el modo de hacer gobierno. La falta de resultados inmediatos, casi espontáneos, fue uno de los ganchos para la oposición que arrancó con el desgaste inmediato sobre el oriundo de Macuspana.
Este desgaste sirvió para que el presidente se enfrentara y cayera en diferencias, terminando por atacar a sus rivales ante la menor provocación, lo que generó todavía más desgaste y enfrentamiento.
Esto se suma a decisiones controversiales en el camino, como fue la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la construcción del gasoducto Morelos, la construcción de la refinería Dos Bocas, el desarrollo del Aeropuerto en Santa Lucía, los recortes a dependencias, el desabastecimiento de medicamentos, los conflictos con la gasolina, los contados casos de corrupción al interior de Morena, la pelea con algunos gobernadores, la baja en las calificadoras internacionales, la crisis con Estados Unidos, etc.
Han sido una serie de decisiones que han puesto a México enfrentado y que han sido cruciales para entender el panorama que vive el presidente hoy en día.
Ello sumado a la inseguridad que se vive en varios estados de la República y que fue una de sus promesas más sonadas.
Este lunes, a 365 días del triunfo de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador ofrecerá un mensaje para conmemorar tal fecha y en este mensaje se espera no solo que dé una posición política respecto a su mandato, sino que marque las bases para su trabajo en el corto y mediano plazo y fije una postura respecto a lo accidentado de los siete meses para que haya una mejor comunicación en el futuro.
Este evento tendrá reunidos a todos los líderes y personajes más fuertes de la 4T, entre ellos el gobernador electo, Miguel Barbosa Huerta, quien como parte de Morena asistirá para acompañar al presidente en esta autocelebración.
.gif)