El Valencia CF se proclamó hoy vencedor de la 115ª edición de la Copa del Rey al ganar por 2-1 al FC Barcelona en el estadio Benito Villamarín de Sevilla (sur de España).
Los dos equipos llegaban con dinámicas completamente opuestas. Mientras el Valencia acudía en pleno vuelo tras haber conseguido la clasificación a la Champions League en la LaLiga, el Barcelona arribaba en plena depresión después de la debacle contra el Liverpool que le dejó fuera de la ansiada final de la Champions.
El ecosistema se dejó sentir a los pocos minutos de la final. El Valencia olió sangre, se intuyó vencedor y empezó apretando a los azulgranas.
De hecho, Piqué salvó a su equipo al sacar un disparo de Rodrigo Moreno bajo palos en el minuto 5, anticipo de lo que se le venía encima a su equipo.
No mucho más tarde, en el 21', Gameiro aprovechó un buen balón desde la izquierda para recortar a Jordi Alba, fusilar a Cillessen y poner el 1-0.
El golpe dejó noqueado al Barcelona y aumentó la moral del Valencia, que percibió la debilidad del apocado Barcelona.
Diez minutos más tarde, en el 32', Carlos Soler le ganó la posición a Jordi Alba para centrar a Rodrigo y que este pusiese en el 2-0 en el marcador.
En ese mismo momento, consciente de la dificultad de la empresa, el capitán valencianista, Dani Parejo, comenzó a pedir calma y cabeza para que su equipo supiese que aún quedaba mucho por hacer.
Así llegó el descanso, y tras el entretiempo ambos conjuntos salieron a defender lo suyo. El Barza comenzó a amenazar con Messi, mientras que el Valencia soñaba con enganchar una contra con sus delanteros.
En el 72', Messi aprovechó un rechazo en un córner para marcar el descuento y soñar con una remontada improbable. Pero el fútbol, ahora más que nunca, son estados de ánimo, y tras Anfield el Barcelona no tiene fuerzas para nada.
Fue Guedes el que tuvo la última, y aunque no pudo embocar, no importó.
El Valencia levantó su octava Copa del Rey, su primer trofeo desde 2008, y celebró su centenario como club de la mejor manera.