La industria del cuidado personal mueve millones de dólares al año, y para ello promueve el sufrimiento de millones de animales en la experimentación previa al lanzamiento comercial. México, uno de los países con mayor producción de cosméticos, libra una batalla para prohibir el maltrato animal.
Imagínate vivir en un laboratorio donde te rasuran el cuerpo para aplicar sobre tu piel diferentes químicos que pueden dañarte o provocar la muerte. O que te obliguen a inhalar sustancias tóxicas para ver cómo reacciona tu organismo. O que si estas embarazada te envenenen para probar cuánto resistes tú y tu hijo y luego los maten a ambos.
Esta escena de terror es la existencia cotidiana de unos 115 millones de animales en el todo el mundo que son utilizados para la experimentación con fines educativos, científicos o comerciales.
"En México no está prohibida la experimentación en animales, por eso muchos laboratorios vienen acá a hacer sus pruebas. Tampoco está regulada y no se reporta el número de animales utilizados ni las cosas que se les hacen. Estimamos que de forma anual unos 5 millones de animales sufren este tipo de maltratos en nuestro país", dijo a Sputnik Antonio Franyuti, director general y fundador de la organización Animal Heroes.
Solo casi 40 países del mundo tienen regulaciones o prohíben este tipo de torturas. En la Unión Europea se legisló en su contra en 2003. Pero México aún tiene esta deuda. Es que la industria cosmética del país latinoamericano es la tercera más grande del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
El consumo per cápita en dólares lo posiciona como el noveno país en América Latina y el onceavo en el continente, según cifras del Cámara Nacional de la Industria de Productos Cosméticos (Canipec). Además desde 2013 la industria registra incrementos constantes.
En esta poderosa maquinaria, las principales víctimas son los ratones y los conejos, utilizados para testear reacciones internas del organismo y afectaciones en la piel.
"En Europa es ilegal vender cosméticos que hayan sido probados en animales. Los ingredientes que utilizan son seguros y se pueden probar de otras maneras. Esto hay muchas marcas que aún no lo entienden. Por eso debemos obligarlos a través de la legislación para que esto no continúe", sostuvo Franyuti, quien participa de forma activa para impulsar un proyecto de ley que prohíba esta brutal práctica.
La iniciativa, a tratarse en el Senado en septiembre, plantea elevadas multas a aquellas empresas que no aclaran si sus productos fueron testeados en animales. También prevé clausuras a las compañias que no cumplan con las normativas.
"Creemos que tenemos grandes chances de que se apruebe el proyecto. Contamos con el apoyo de varios integrantes de Morena [Movimiento de Regeneración Nacional, el partido gobernante] tanto en el Senado como en Diputados", explicó el activista, y agregó que a partir de la sanción se va a dar un tiempo prudencial de un año para que las empresas para que se adecuen.
"Buscamos ser una sociedad de paz que no discrimine. Para ello es necesario no abusar de nadie por más distinto que sean. Los animales sienten igual que nosotros. Nadie merece maltrato, así ande en cuatro patas, tenga plumas o se arrastre por el piso", concluyó.