En el lago Kenón en la ciudad de Chitá del Lejano Oriente Ruso, un perro se quedó atrapado sin poder salir. Unos rescatistas de la zona lo avistaron y lograron salvarlo.
Las patas traseras se le habían quedado sumergidas en el hielo del lago y las tenía congeladas, por lo que el can no podía salir de ahí. Con ayuda de un par de herramientas improvisadas, los rescatistas lograron liberarlo del agua y cuidaron de él. Lo trasladaron a la orilla, lo alimentaron e hicieron que entrase en calor.
Una vez vieron que el perro ya no corría peligro y que las patas traseras estaban bien, dejaron que se fuese.