Un científico se disfrazó de tigre y se acercó, por el piso, a unos orangutanes que estaban arriba de árboles, esperando que los primates emitieran sonidos alertando al resto del grupo. No obstante, muy tranquilos, los primates guardaron silencio y recién después de que el científico se fue, empezaron a "contar" lo sucedido.
Cuando los orangutanes salvajes ven a un depredador, emiten un fuerte "beso", una llamada que suena como un beso humano, pero estruendosa.
Los científicos suponen que ese ruido advierte a los tigres y a otros enemigos que "los han visto", pero también les advierte a otros orangutanes que el peligro está cerca.
Lo novedoso es que los científicos escucharon a los orangutanes realizar ese aviso mucho después de que los depredadores pasaran: los primates estaban hablando sobre algo que sucedió en el pasado, según publicó la revista Science.
Muchos mamíferos y aves tienen llamadas de alarma, algunas de las cuales incluyen información sobre el tipo y tamaño de un depredador, su ubicación y distancia, y qué nivel de peligro representa, informó Science.
Pero hasta ahora, los investigadores nunca han escuchado a los animales salvajes anunciando el peligro después del hecho.
Los hallazgos podrían echar luz sobre la evolución del lenguaje humano.