El boxeador ruso Guennadi Martirosyan no logró asimilar su derrota contra el francés Fouad Massoudi y tuvo un ataque de ira.
Así, quiso seguir con el combate mientras que el árbitro lo intentaba parar para poder anunciar la victoria del luchador galo. El entrenador de Martirosyan se metió en el ring para tratar de apaciguar a su pupilo.
No obstante, el boxeador del peso medio estaba tan fuera de sí que le propinó varios golpes a su propio entrenador, que afortunadamente logró esquivarlos sin sufrir lesiones.
El entrenador salió del ring para ponerse a salvo, pero más tarde intentó otra vez agarrar a Martirosyan de la mano para pararlo. La reacción del boxeador ruso fue igual de agresiva y lanzó varios puñetazos más que no alcanzaron el rostro del entrenador.
Los hechos ocurrieron en Sofía (Bulgaria), donde el combate entre los dos boxeadores fue tan solo el preludio de la pelea estelar de la noche entre Kubrat Pulev y Hughie Fury.
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