Un viajero danés, Niels Jensen, se encontró con un enorme cocodrilo durante su viaje por Australia y quiso tomarse una fotografía con él.
El atrevido turista utilizó el cadáver de un pequeño animal para atraer al réptil de casi 4,7 metros de longitud y de unos 650 kilos.
Cuando el cocodrilo se puso a comer la carnada, el joven se sentó sobre el lomo del depredador y sonrío para la foto.
Se levantó, pero quien tenía la cámara le pidió que vuelva a posar… El viajero aceptó y consiguió una impresionante foto (y salió sano y salvo).