El futbol ha visto caer a sus dioses en Rusia. La tierra de Vladimir Putin parece que será el cementerio de los dos mejores jugadores de la actualidad, el argentino Lionel Messi y portugués Cristiano Ronaldo.
Ambos desaparecieron en el momento que albicelestes y lusitanos los necesitaron. Las playeras de Francia y Uruguay pesaron más que el 10 argentino y que el 7 portugués, que se alejaron del sueño mundialista con la cabeza baja.
A menos que suceda un milagro, este fue el último mundial de Lionel y Cristiano, pues para Qatar 2022 serán ya muy pesados los 35 años de Messi y los 37 de Cristiano. Podrían estar presentes, pero ya no como referentes de sus selecciones.
Las comparaciones son odiosas, pero tanto Messi y Cristiano son equiparados con las leyendas Diego Armando Maradona y Pelé, con la pequeña diferencia que el Pelusa y el brasileño fueron campeones mundiales.
La caída de los gigantes Messi y CR7 da paso a nuevas leyendas, a jóvenes que son referentes en sus selecciones nacionales y que los reflectores no les han dado justa dimensión.
Es tiempo de hablar del joven francés Mbappé, del belga Januzaj, de la potencia de Lukaku o de la madurez de Cavani. Sí, se fueron Messi y Cristiano, y el Olimpo del futbol requiere de nuevos dioses.