Los chinos Shen Jie y Liu Xin estaban en un tratamiento de fertilidad en marzo de 2013, pero en un accidente de tránsito fallecieron antes de que se pudiera iniciar la gestación.
Tras la batalla legal por parte de los padres de ambos difuntos, se pudo obtener la custodia de los embriones, alegando que el poseer los embriones podría aliviar un poco la pérdida de sus hijos.
Después de viajar a Laos para implantar un embrión en el útero de una madre de alquiler, debido a que en China es ilegal este método, la mujer dio a luz en un hospital privado y mediante la comprobación del ADN la custodia del bebé les fue otorgada a sus abuelos paternos.
“Este chico está destinado a estar triste a su llegada al mundo, porque otros bebés tienen a sus padres y madres, pero él no. En un futuro se lo contaremos, pero hasta que no sea mayor y sea capaz de entenderlo le diremos que sus padres están en el extranjero”, declaró el abuelo del menor.
Este acontecimiento ha planteado interrogantes legales como si se debe considerar a los embriones seres vivos, si algún familiar tendría el derecho de disponer sobre los óvulos fecundados o si China debería reconsiderar la legalidad de este tipo de maternidad, informó El País.
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