¿Cómo llegan los candidatos presidenciales para el inicio de campaña?

¿Cómo llegan los candidatos presidenciales para el inicio de campaña?

En menos de cinco días, los candidatos presidenciales arrancarán formalmente la batalla hacia la contienda del 1 de julio y con ello quedarse como el sucesor, o sucesora, de Enrique Peña Nieto en Los Pinos.

 

A unas cuentas horas del inicio de las campañas, los aspirantes al máximo cargo en disputa para estas elecciones se han aferrado a lo que pueden de último minuto y con ello caer lo más de pie posible a las 00:00 horas del 30 de marzo próximo.

 

Comenzando por los que están más abajo en las preferencias electorales de cara a la elección con apenas el cinco por ciento de posibles votos, la todavía no segura candidata a la Presidencia por la vía independiente, Margarita Zavala Gómez del Campo, sigue en el camino a ser la cuarta opción en la lucha electoral; sin embargo, en el camino sigue dejando una estela de dudas por las irregularidades en la obtención de sus firmas de apoyo ciudadano que le permitieron llegar a la boleta.

 

Margarita llega como la más débil de todos sus oponentes y la menos presente en los debates públicos; no obstante, aún tiene a cuestas el apoyo panista que le heredó su esposo, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, y con ello la facilidad de fraccionar el voto de Ricardo Anaya y por ende el que se trasladó a Andrés Manuel López Obrador ante las diferencias con el candidato blanquiazul.

 

Al final, la ex primera dama no es vista como un candidato a ganar, sino como una persona que entrará para beneficiar al mismo grupo con que trabajó en el sexenio de 2006 a 2012.

 

Le sigue Ricardo Anaya Cortés, el candidato de la coalición “Por México al Frente” que encabeza el PAN y que va con la compañía del PRD y de Movimiento Ciudadano. El queretano arrancó como el más cercano perseguidor del lopezobradorismo, pero ante las acusaciones en su contra por supuesto lavado de dinero y demás escándalos, sus preferencias se han ido minando hasta el punto que está en casi un empate en tercer lugar con el priista José Antonio Meade entre un 21 y 23 por ciento.

 

El panista se ha aferrado a lo que pueda para salir avante y mantener sus aspiraciones presidenciales vivas, al menos por los siguientes tres meses y como medida desesperada se ha hecho de los servicios de uno de los ideólogos de Vicente Fox, Jorge Castañeda Gutman.

 

El catedrático y excanciller fue mano derecha del foxismo todo el sexenio panista de inicios de siglo, pero solo trabajó en nómina unos años antes de ser corrido por una disputa con la embajada cubana.

 

Castañeda se ha caracterizado por sus críticas al panismo de Felipe Calderón y de Ricardo Anaya; sin embargo, la necesidad de ser visto como activo político y como un arma para las campañas lo hizo aceptar esta invitación como coordinador de estrategia, invitación que aceptó a petición expresa de su amigo y también foxista, Santiago Creel Miranda.

 

Fuera de eso, el apodado “Niño Maravilla” no ha logrado despegar en las preferencias y sigue en pequeñas reuniones con empresarios, con grupos de jóvenes, que parece que cada día lo alejan más del triunfo.

 

Entonces continúa José Antonio Meade. El priista que arrancó con bríos por su proyecto “ciudadano” y con un discurso lejano de la esfera tricolor, a lo largo de los meses está cada vez más inmerso en la propuesta del PRI, que ha perdido ese impulso y ahora se identifica totalmente con el partido en el poder de la mano de Enrique Peña Nieto.

 

Meade, a diferencia de sus rivales, se ha quedado en reuniones donde es arropado al 100 por ciento y con entrevistas a modo que le permiten explayarse abiertamente usando su experiencia como secretario de Hacienda.

 

El golpe recibido esta semana que lo liga con las triquiñuelas y fraudes del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, al ser todavía funcionario federal, lo ponen como uno más del grupo que suma impopularidad entre los ciudadanos.

 

Lejos de ello, el candidato no ha dado el salto estratégico e hizo lo último que hubieran hecho los demás candidatos priistas en los últimos cuatro procesos electorales: colgarse de Luis Donaldo Colosio.

 

Sin simpatizar a lo largo de la precampaña o intercampaña con el excandidato asesinado en Lomas Taurinas en 1994, usó el 24º aniversario luctuoso del célebre priista para asegurar que el legado de Colosio, enterrado desde su muerte, está presente en su proyecto presidencial.

 

Esto sin contar que el excandidato presidencial quería romper con el modelo económico abierto que defendía el salinismo y que ha heredado Meade Kuribreña.

 

Por lo demás, sigue en ataques francos contra López Obrador únicamente desdeñando su discurso con entrevistas en medios de comunicación.

 

Finalmente está Andrés Manuel, el tabasqueño que va por su tercera campaña presidencial y que encuestas y especialistas lo colocan con cerca del 40 por ciento de las intenciones de voto, totalmente despegado de sus rivales.

 

El candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, integrado por Morena, PT y PES, ha cambiado su estrategia a los dos periodos anteriores que compitió, pues ahora se ha ido a entrevistas y encuentros “incómodos” para él, situación que lo ha hecho debatir y contraponer propuestas con comunicadores, banqueros, empresarios y hasta grupos conservadores.

 

La reciente entrevista que le organizó la barra de opinión de Grupo Milenio se convirtió más que en un ataque contra él, en un trampolín de popularidad contra otros discursos ajenos al de él.

 

Los temas que han sido más quejosos contra él son de complejidad mayúscula: la revisión de contratos de la Reforma Energética y la reubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Estos temas han sido controvertidos por su discurso crítico, pero ya empresarios e ingenieros están dispuestos a dialogar entendiendo que tiene as mayores posibilidades de ganar.

 

Al final, la cúpula empresarial sabe que el discurso de peligro para México, o de convertir al país en Venezuela o Cuba, no es una campaña que permee de igual forma en estas elecciones con la penetración de redes sociales y contenidos alternativos fuera de la televisión.

 

La confianza de López Obrador es su principal arma, pero también se podrá convertir en su tumba si no se abre al diálogo como cada vez más grupos piden.

 

Las campañas inician en escasas poco más de 96 horas y, con ello, tres meses de continua publicidad en todos los medios, no sin antes ofrecer una gran cantidad de opciones al público para continuar con el debate de cara a la elección que cambiará el Poder Ejecutivo por los siguientes seis años.

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