Mario Molina, premio Nobel de Química, destacó la necesidad de tomar decisiones políticas colectivas para enfrentar el cambio climático a nivel global, al ser el problema más serio que enfrenta la sociedad, y consideró irresponsable la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París.
En el Auditorio “Alfonso Caso”, durante una conferencia ante alumnos de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que las actividades humanas como nunca antes han aumentado el problema.
En ello han coincidido los científicos que integran el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), indicó, quienes analizan el incremento de casi un grado Celsius en la temperatura promedio del planeta en el siglo XX, la disminución en la masa del Ártico de 11 por ciento en las últimas dos décadas, y una elevación en el nivel del mar de más de cinco centímetros en los últimos 20 años.
Explicó que el cambio climático ocurre principalmente en la atmósfera, “que es como la cáscara de una manzana, pero tiene la propiedad de que los compuestos que permanecen meses y hasta años en ella se mezclan”, y la consecuencia es en todo el planeta, sin importar donde se emitan los contaminantes.
Mario Molina aclaró que aún es tiempo de enfrentar el cambio climático, cuyas expresiones son evidentes en diversas partes del orbe, con sequías crecientes, olas de calor, derretimiento de zonas árticas en verano, huracanes más intensos y mayores precipitaciones e inundaciones.
“Debemos utilizar energías renovables, como la solar y la eólica, que cada vez son más eficientes y competitivas; también hay que modificar el tipo de autos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cambiar el uso de carbón por gas natural”, recomendó.
El científico mexicano ejemplificó la realidad ambiental del mundo con dos ruletas que se modifican drásticamente cuando hay políticas públicas adecuadas y colectivas y cuando se carece de ellas.
“En una ruleta tenemos el escenario sin políticas, donde la temperatura podría aumentar hasta cinco o seis grados, lo que sería catastrófico, con zonas inhabitables en la tierra y aumento de las migraciones”, advirtió.
La otra ruleta, planteó, con políticas adecuadas, nos dirigimos a un máximo de tres o cuatro grados; un cambio irreversible, pero que aún podemos enfrentar.
Molina, quien obtuvo el Nobel de Química en 1995 por sus investigaciones sobre los gases clorofluorocarbonos, comentó que existe un efecto invernadero natural en el planeta.
Sin embargo, insistió en que la participación humana ha incrementado este fenómeno desde la Revolución Industrial y hasta nuestros días, especialmente desde la segunda mitad del siglo XX.
Planteó que, pese a los esfuerzos mundiales, persisten tres mitos respecto a este tema: “que el cambio climático es natural, sin conexión humana; que los cambios de clima empezarán a ocurrir a fines de este siglo, y quizá sean benéficos; y que no es prudente enfrentar el cambio climático, pues el costo es prohibitivo”.
Al respecto Mario Molina opinó: “me parece irresponsable la salida de la economía más grande del mundo del Acuerdo de París, un logro histórico”, en referencia a Estados Unidos y su salida de dicho instrumento.