Cinco mitos de la Independencia que debes leer

Cinco mitos de la Independencia que debes leer

Uno de los escritores de historia más polémicos y prolíficos de los últimos años (con decenas de ensayos y novelas exitosas) es Juan Miguel de Zunzunegui (@JMZunzu). Como el mismo se describe en su cuenta de Twitter, es un creador de caos.   En constante debate con otros excelentes historiadores, aunque con ópticas diferentes -como el caso del historiador Pedro Salmerón con quien tiene una batalla tuitera que transita entre lo épico y humorístico-, la gran misión de “Zunzu” es desmitificar a México.   Así, tomando algunas de sus referencias de sus libros, Twitter y comentarios en otras redes sociales, condensamos los mitos de la guerra de la Independencia.   1. En realidad la guerra de la independencia no fue una gesta única. En realidad, bajo la óptica del escritor, fueron tres guerras de independencia, es decir, la de Hidalgo, la de Morelos y la guerra que solo tuvo como objeto la destrucción de la insurgencia.   2. Un gran mito es el hecho  de que Miguel Hidalgo fuera padre de la patria. En realidad él nunca tuvo como objetivo establecer una patria. De hecho en el llamado grito de Dolores el cura expresó, con mucha fuerza, ¡Viva Fernando VII!   3. Las verdaderas razones de la confrontación, como suele ocurrir en las guerras, son los conflictos en la cúpula del poder y concretamente en la lucha de intereses y derechos entre los españoles criollos y los peninsulares.   4. José María Morelos y Pavón, sin embargo, tuvo otra visión muy diferente. Él sí estableció un proyecto de independencia y también tenía un ejército establecido como tal (no la turba iracunda que en principio siguió a Hidalgo). Curiosamente, Morelos e Hidalgo, a pesar de los señalamientos de las profesoras de primaria que tal vez los ubicaban como amigos, apenas si tuvieron cercanía.   5. La independencia de México, sin embargo, logró consumarse, aunque el gran problema que hasta la fecha ha sido una herencia maldita para México es la de la carencia de un proyecto de nación. El mismo Zunzunegui lo define como una “patria sin rumbo”.
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