.gif)
Todos conocemos a una persona a la que calificamos de “amargado”, si es que no la conocemos entonces el “amargado” somos nosotros. Ese ser que no puede ocultar su enojo cuando algo le perjudica o le molesta.
Siempre se le recomienda al amargado relajarse o terminará dañando su salud. Pues qué creen, esto no es totalmente cierto, pues aunque es una realidad que el estrés y el vivir siempre enojado puede causar problemas, también es bueno para el cerebro enfadarse unos minutos.
De acuerdo con Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), enfadarse puede resultar benéfico para el cerebro debido a que aumenta la competitividad, así como los procesos de memorización y atención.
El experto señala que enojarse genera también la capacidad de expresarse, oponerse, eludir algún tipo de molestia y poder conseguir algo a favor, lo que también si se canaliza de manera correcta puede traer grandes beneficios al “amargado”.
Calixto González destaca que se comete un grave error al pedirle que se calme a una persona enojada, pues en ese momento lo que el cerebro quiere escuchar es que le den la razón o de plano que lo dejen solo para sacar su coraje.
En ese momento, el cerebro tiene una mayor actividad y como todo músculo del cuerpo, al ser usado de manera intensa tiende a desarrollar más capacidades que pueden ser usadas en otro momento, cuando el enojo se pase.
Sin embargo, el académico también deja en claro que el enojo no debe pasar de treinta minutos, pues de lo contrario esto puede generar accidentes cardiovasculares por el nivel de tensión arterial y frecuencia cardiaca que se tiene en ese momento.
Por este motivo, si un ser querido está extremadamente enfadado, lo mejor que puedes hacer en ese momento es estar en silencio, escuchar sus quejas y permitir que grite, llore y se desahogue, pues el criticarlo o pedirle calma puede generar que el enfado sea mayor y más prolongado.
